La simpatía, hiperactividad y travesuras propias de esta raza cuando son cachorros pequeños, pueden convertirse en una verdadera tortura para sus dueños, si el perro no es entrenado a temprana edad.
Su agilidad y afición por los juegos, si no son “limitados” a tiempo, pueden tornarse en descontrol y se volverían mascotas casi imposibles de manejar.El entrenamiento que requiere un labrador no es necesariamente profesional. El propio dueño puede inducirlo desde pequeño en el cumplimiento de normas simples y principios básicos de “buena conducta” para que pasado el tiempo, la convivencia se desarrolle por carriles de mutuo respeto y tranquilidad.
Una de las características más sobresalientes de la raza es su osadía y falta de temor a situaciones desconocidas, lo cual representa una ventaja (nuestra mascota será valiente, excelente guardián y temerario defensor de las personas u objetos puestos a su cuidado), y una desventaja a la vez (si no se le determinan normas esenciales de comportamiento, desoirá las órdenes de su amo y se lanzará en búsqueda y conquista de lo que le llame la atención… lo que sea).
ENTRENAMIENTO